Las sincronías nos recuerdan que nuestra vida tiene un sentido, aunque
no entendamos su mensaje. Cuando las vivimos conscientemente algo se enciende
en nosotros, aparece una luz que nos invita a mirar en nuevas direcciones,
ampliando nuestra realidad; sin embargo lo más corriente es que ese destello se
extinga sin que nuestra vida cambie, tenemos la sensación de haber perdido una
oportunidad, y nos queda el mal gusto de no saber cuál.
|
La puerta a la imaginación nos lleva a un mundo
de múltiples colores, donde lo imposible deja de
serlo y nuestros sueños aguardan ser descubiertos |
Hay una manera de dar sentido a nuestras sincronías y además de
multiplicar su número: encarnar nuestros sueños. Un sueño no es una necesidad a
cubrir, ni un mero deseo de un ego programado, es una realidad que vive en
nuestro corazón esperando que nuestra mente se haga consciente y, así, poder
entregarla al mundo físico, a la humanidad. Para poder ver lo que ya vive en
nuestro corazón debemos superar las creencias limitantes en las que estamos
acostumbrados a pensar y que mantienen cerrada la puerta de la imaginación, que
es la entrada que permite conectar dos realidades: la de los sueños y la de la
vida cotidiana. Hacer de nuestros sueños nuestro vivir cotidiano garantiza que
las sincronías surjan ante nosotros marcándonos el camino a seguir. A veces
estas sincronías aparecerán disfrazadas de cosas que nuestra mente reconoce
para, así, ésta pueda dirigir su atención hacia la dirección adecuada, es lo
que llamo la “zanahoria”. Con el tiempo descubres el “engaño” y disfrutas del
juego, porque un sueño es ante todo para disfrutar y compartir esa felicidad
con los demás; por eso los sueños son vitales para una humanidad que quiera
pasar de los estados de necesidad a los de felicidad.
Con los pies en el suelo, nos encontramos hoy en día con una humanidad
que vive sobre todo en estos estados de necesidad, y que parece no tener tiempo
para abrir la puerta que la conduzca a descubrir sus sueños. Pero precisamente
ese no encontrar el tiempo es la llave que mantiene cerrada la puerta. Es
necesario aprender a tomar posesión de nuestro tiempo poco a poco, es más fácil
de lo que parece.
|
Cuando somos fieles a nuestros sueños
comprendemos que la casualidad no existe,
más allá de cualquier teoría la experiencia
nos lo demuestra. Pedro Palao ha reunido
en su último libro una serie de historias
reales absolutamente improbables,
conocerlas nos puede ayudar a liberarnos
de las creencias que pretenden hacer de
la existencia algo fundamentalmente
azaroso, a partir de ahí podemos iniciar
la gran aventura de sentirnos los
creadores de nuestra vida. |
En nuestra vida cotidiana siempre tenemos espacios “muertos”, esperando
que les demos vida; por ejemplo el tiempo que empleamos para transportarnos a
nuestros lugares de trabajo: en vez emplearlo en pensamientos que nos mantienen
en nuestra mirada de necesidad y por lo tanto alimentan nuestros problemas,
podemos dedicarlo a imaginar -nos acercamos a la puerta- cómo desearíamos que fuese nuestra vida si no tuviésemos que atender a
ninguna necesidad. Si lo intentáis os podéis llevar una gran sorpresa: no viene
nada a vuestra mente. Esto es normal por la educación que hemos recibido que ha
enterrado nuestra creatividad e imaginación; hay primero que liberarla. Para
ello hay muchas herramientas, una es recordar lo que soñabais de pequeños,
antes de que vuestras alas fuesen ocultadas; os instauráis en ese sentir –la
puerta se empieza a abrir- y respiráis a fondo el aire puro que proviene de
vuestro corazón y que tanto necesita nuestra mente para dar sentido propio a
nuestra existencia. Si lo vais practicando aprenderéis a mantener la puerta
abierta y con el tiempo a entrar en busca de vuestros sueños.
Encarnar un sueño no es algo egoísta, sino todo lo contrario, ya que no
nace en el ego, sino en nuestro corazón. La esencia del corazón es que conoce y
reconoce siempre a todas las partes y, en consecuencia, está conectado en todo
momento con los demás corazones; precisamente por eso los sueños se entrelazan
entre sí y se apoyan mutuamente, más
allá de lo que nuestra mente puede ver, de ahí la necesidad de las “zanahorias”
que atraen al “conejo”. Este don de los corazones es el que crea las sincronías
necesarias para que podamos encarnar nuestros sueños, nuestro corazón es el
mago invisible que siempre nos acompaña.
Tal vez todo esto te parezca poco científico, lo que puedo testimoniar es que
funciona a través de mi propia historia personal, lo explico en una conferencia: TEDXCARTAGENA. Pero existen otras muchas historias... como la narrada en la popular película Patch Adams.
Otro regalo que nos otorgan nuestros sueños es ampliar el contacto con nuestra creatividad y, viceversa, ir en post de nuestra creatividad nos ayuda a descubrir nuestros sueños, te invito a leer un artículo sobre el tema en el que además podrás conocer a un par de soñadores, que están enriqueciendo el mundo no sólo con sus ideas, sino sobre todo con sus creaciones, que derriban muchos "imposibles": "Sentirse creador libera nuestros sueños"
Está claro que tenemos que crear una serie de teorías
científicas-muchas de ellas ya están en marcha – que permitan mantener nuestra
puerta abierta, una nueva aventura para nuestro intelecto e imaginación. Las buenas y nutrientes teorías siempre serán deliciosas “zanahorias” con
las que alimentar nuestra mente y mantenerla fuerte y ágil, algo imprescindible
si queremos mantener la puerta abierta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario