MÁS ALLÁ DE LA RESPONSABILIDAD ASFIXIANTE
Son numerosos en esta crisis
los mensajes dictados por los poderes
establecidos que llaman a ser responsables y a aceptar los recortes de todo
tipo. Esto recuerda las llamadas a la responsabilidad de una vieja escuela en
la que el alumno era poco menos que un “contenedor”, que había que llenar de
determinados conocimientos y el profesor era la única fuente de saber,
precisamente por eso se “tomaban” las lecciones. Parece ser que la mayoría de
los políticos aprendieron muy bien esas lecciones, pero perdieron por el camino
su mayor tesoro: su creatividad.
Ahora, nos damos un nuevo toque a la
responsabilidad, pero curiosamente en vez de ilusionarnos con sus resultados
sentimos cada vez más como si una cuerda atada a nuestro cuello fuese
aumentando su presión ¡Qué sabio es el sentir!
El problema no está en la
responsabilidad, que en esencia no es más que ser coherentes con lo que
deseamos alcanzar, sino en la visión del mundo que habitamos. Nuestras
creencias, incluidas muchas teorías científicas caducas, son las casas en las
que pensamos; son ellas nuestros límites a la inteligencia; muchas de ellas
están en peligro de derrumbe, los que no ven las nuevas llaman a ser
responsables en el apuntalamiento de las viejas. Se nos pide ser responsables
mientras el techo nos puede caer encima, una locura que sólo es sostenible
sobre la creencia de que no hay otras casas, otras formas de vivir.
Por suerte, muchas personas
han estado en silencio, respecto a los grandes medios de comunicación, soñando
y creando un nuevo mundo, aplicando la responsabilidad, desde sus distintos
campos de actuación, a crear las bases que llevarán a una humanidad que pueda
vivir según su sentir y no sirviendo a modelos económicos y sociales.
De nada sirve ser
responsables en mantener un mundo competitivo en el que siempre habrá ganadores
y perdedores y, que por lo tanto, obliga a vivir en estado de necesidad, tanto
a los que tienen como a los que no.
Hay que elegir bien en qué
queremos ser responsables, no sea que al serlo podamos estar yendo en una
dirección que no es la que verdaderamente sentimos. Nos han enseñado a pensar
en estado de necesidad, eso ha secuestrado nuestros sueños y limitado nuestra
creatividad. Ahora, en plena crisis, con peligro de caernos el techo encima
mientras pretendemos apuntalarlo, tenemos la oportunidad de mirar por la
ventana, hacia las personas que ya están construyendo un nuevo mundo, con
muchas casas seguras por habitar y que esperan a sus iguales, para juntos
seguir creando una humanidad más allá de sus estados de necesidad. Puedes estar
pensando que ahora no es el momento, pero entonces … ¿cuando?
¿Por dónde empezar…?
Conociendo a esas personas y sus obras ¿Cómo saber que no nos van a engañar? La
clave es empezar a sentirnos desde nuestro corazón, iniciar el camino de
primero sentir y luego pensar, de esta manera no estaremos actuando
programadamente y en estado de necesidad. Otro truco es empezar a hacer, aunque
al principio sólo sea en nuestro tiempo libre, aquello que verdaderamente nos
apasiona, esto nos acerca de forma natural al poder de “nuestro sentir”, algo
que sólo a nosotros nos pertenece y que nos pone en contacto con nuestros
dones, con nuestra abundancia.
Te invito a un pequeño
aperitivo de ese nuevo mundo que ya está en construcción, en el siguiente link
podrás conocer los sueños y las realidades de Gunter Pauli, un sorprendente
empresario:
¿Qué te parece después de
estas reflexiones encaminarte hacia una responsabilidad que te conduzca a
quitarte la soga del cuello? Esta responsabilidad te convierte en el creador de
tu futuro y también en el de la humanidad, una humanidad que vive desde el corazón, que no compite entre sí, sino que sabe compartir los dones que tenemos haciéndonos ricos a todos. Esta responsabilidad, aunque parezca lo contrario a
primera vista, no ata, sino que libera, tal vez sea porque te invita a descubrir
tus alas de creador…
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La cuestión es cómo. Muchos de nosotros ocupamos gran parte de nuestro tiempo actual en tratar de organizarnos para llegar a fin de mes. Me cuesta mirar por la ventana. Y cuando miro sigo viendo gente desesperada, desanimada, cautiva de la negatividad. Tal vez estoy mirando hacia el sitio inadecuado. Donde está el camino hacia el cambio? Necesito verlo para caminar y contribuir a la esperanza universal
ResponderEliminarPersonalmente, y si medito sobre una posible i sencilla manera de "mirar por la ventana", se me ocurre escoger la alegria del momento. Más a menudo de lo que creemos, y en multitud de circustancias, tenemos la posibilitat de poner la atención en lo positivo, en la belleza, en la humildad, la alegria... y esta actitud puede ser un principio, una nueva forma de vivir y por lo tanto de crear
ResponderEliminarGracias Maestro. Esperaba tu respuesta.
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