HACIA UNA ECONOMÍA SABIA: SENTARSE CON LOS "EXPERTOS DE LA EXPERIENCIA"
En estos momentos en algún lugar del mundo hay
un grupo de expertos en economía intentando diseñar propuestas para llevárselas
a algún gobierno. Son personas que entienden de grandes números, de
estadísticas reveladoras de lo que ocurre a nivel de grandes muestras de
población ... son "grandes expertos" que contemplan el bosque de la
humanidad desde las alturas, como las águilas. Sin embargo, este
"bosque" no tendría vida si no existiesen otro tipo de expertos: los
"pequeños expertos". Este grupo está constituido por la inmensa
mayoría de los ciudadanos, son los que experimentan en el día a día las medidas
que los "grandes expertos" han ideado, los podríamos denominar los
“expertos de la experiencia”
En física existen los llamados físicos
teóricos, que crean grandes teorías con su visión de águila, pero estas teorías
para ser aceptadas necesitan ser validadas por los físicos experimentales, de
hecho ambos grupos de científicos forman equipos en común y se retroalimentan
unos de otros. Este sistema es sumamente eficaz, basta ver cómo los conceptos
que maneja la nueva física y el mismo lenguaje que emplea están mucho más adelantados que los que
trabaja la mayoría de las otras ramas del saber. Esto también se manifiesta en
toda la tecnología que deriva de la nueva física: el mundo digital y cuántico.
Esta forma de trabajar de la física se puede
exportar al mundo del diseño de nuevas economías, a esos consejeros que ahora
están reunidos pensando ideas con las que ayudar a los gobiernos. Para ello
sería necesario que entre los “grandes expertos” -los equivalentes a los
físicos teóricos- se sentaran formando equipo los “expertos de la experiencia”
–los equivalentes a los físicos experimentales- La visión del águila unida a la
de la hormiga da lugar a una mirada completa y desde luego más justa, algo
vital para que nuestros gobiernos
acierten en sus decisiones. Para lograr que esto marche ambos grupos de
expertos han de comprender que se necesitan y que son igualmente importantes,
teoría y experiencia han de nutrirse mutuamente. Esto no sólo alcanza al nivel
intelectual, sino que el hecho de que los “grandes expertos” puedan sentir al
hombre de la calle sentado junto a ellos, como un consejero más que les desvela
las posibles repercusiones de sus medidas haciéndoselas vivir, abre la
comunicación nada menos que al nivel de los corazones, algo esencial si
queremos que las medidas propuestas por los expertos sean sabias. ¿A qué
esperamos a formar equipos completos … a sentar a “todos” los expertos juntos ?
No tiene sentido separar a los expertos y mucho menos enfrentarlos, si queremos
una sociedad sabia hemos de integrar nuestros saberes y experiencias.
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