Para lograr la equidad de géneros en nuestro interior tenemos que llegar a vernos más allá del sexo físico y del sexo social. La identidad de género es un traje que nos ponemos o nos ponen, reconocernos desnudos de él es imprescindible en el camino a encontrar nuestra auténtica identidad, esa que no depende ni de la biología ni de la cultura, esa que es indomable frente a cualquier manipulación identitaria.
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