LA LITERATURA REVELA NUESTRO PARENTESCO DE HERMANOS

     

     La magia de la literatura permite establecer una relación íntima entre dos personas que no se conocen en absoluto: el escritor y el lector. Este hecho sorprendente, que logra realizar la palabra escrita desde la intimidad del corazón, es una muestra inequívoca de que en el fondo siempre hay algo íntimo que nos une a todos los seres humanos y que la literatura nos revela; conviene recordar esto cuando nuestra tendencia a dividirnos por clanes y enfrentarnos esté dominando nuestros pensamientos y emociones.

     La literatura, la buena literatura, no consiste pues solo en contar historias, ha de ser también la memoria que nos recuerde que entre tantas y variadas historias siempre hay un denominador común: el misterio que encierra nuestra existencia como seres humanos y que nos convierte a todos en hermanos, pues todos somos de alguna manera hijos de ese mismo misterio.


La literatura nos muestra que el encuentro íntimo entre humanos es siempre posible, la auténtica literatura nos une más allá de todo lo que nos separa.
 



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