¡CONVIRTÁMONOS EN EL MAGO MERLÍN DE LAS PALABRAS!


   Una palabra es mucho más que el significado que aparece en los diccionarios, una palabra es un potencial de posibilidades que empieza a desgranarse cuando se une a otras palabras. Es un auténtico acto mágico que un determinado orden en un conjunto de palabras pueda dar lugar a una obra que cambie nuestra perspectiva sobre la vida: ¿qué secreto esconden las palabras que les otorga el poder de influir tanto sobre nosotros ...?

   Las obras literarias permiten disfrutar de la presencia virtual de su autor a millones de personas durante un tiempo indefinido, son embajadoras inmortales de mensajes, de mensajes que pueden recrearse una y otra vez dando lugar así a nuevos mensajes, a nuevos retos vitales. Esta magia que convierte a los seres humanos en inmortales, encarnándoles en las palabras, es algo que no suele estar presente en nuestras escuelas, y que está reservada solo a unos pocos lectores de corazón, que ven en los libros universos en los que adentrarse y en los que vivir mil y una aventuras. Tal vez los lectores que vivimos esta magia deberíamos de dar charlas en las escuelas, ser embajadores de la magia de las palabras. Alguno pensaréis que para eso ya están los profesores de lengua y literatura, pero saber de letras no siempre va acompañado de vivir su magia y saber despertarla en los demás.

   Queridos amantes de la magia de las letras, os invito a difundir vuestro sentir en las redes, por escrito y oralmente. Las redes están llenas de palabras, pero generalmente ocultan su magia y muchas veces la devalúan con escritos mezquinos, mezquinos en cuanto al potencial inmenso que poseen las palabras. Resolvamos este déficit de sentir profundo, animémonos, cojamos la varita mágica de nuestro amor al misterio de las letras y ...¡convirtámonos en el Mago Merlín de las palabras! 




LAS PALABRAS DAN ALAS A NUESTRA CONDICIÓN HUMANA


     ¡Revélate!, siembra en tus palabras tu esencia para que pueda florecer y fructificar en el mundo. Las palabras pueden ser como un segundo cuerpo con el que movernos, con el que relacionarnos con los demás y con la vida, con el que hacer el amor. 

 Nuestras palabras comunican nuestro mundo interior con el exterior, librándonos de la prisión de la soledad, y convirtiéndose así en palomas mensajeras que pueden retornar con contestaciones que nos enriquezcan, que nos traigan nuevas semillas que plantar en nuestros jardines interiores. Las palabras nos liberan de la soledad de no saber quiénes somos y qué hacemos aquí, las palabras pueden convertirse en amigas incondicionales, las palabras dan alas a nuestra condición humana.


Nuestras palabras y también las de los demás pueden abrazarnos cuando más la necesitamos. Las palabras además pueden llegar a donde nuestros brazos y manos no alcanzan, pues al ser inmateriales su sutileza queda libre de los recintos y de la distancia 





EL PORQUÉ DE LA ACTUAL ABUNDANCIA DE LÍDERES RETRÓGRADOS


    Si realmente queremos cambiar el mundo a mejor no podemos hacerlo odiando a los humanos que representan la parte más retrógrada de la humanidad. No se puede crear un futuro de mayor concordia y progreso humano echando fuera de él a las personas que desean quedar atadas al pasado. 

    Los rebrotes de ideologías y posturas políticas que pensábamos ya superadas, que se han producido y se están produciendo en el mundo, no tienen lugar para frenar el progreso humano, sino para liberarnos de un pasado que la humanidad ha de dejar atrás; si ese pasado no se hiciese visible continuaría todavía en el inconsciente colectivo, suponiendo así un peligro constante para todos. 

    Hacer consciente mediante líderes retrógrados las pesadillas del pasado es la mejor manera para liberarnos definitivamente de ellas, liberando así también a sus seguidores, que han sucumbido ante el poder manipulador de los que creen son sus salvadores. Limpiando estas pesadillas de nuestro inconsciente podremos por fin dejar el camino libre a las siguientes generaciones, para que puedan hacer realidad el sueño de una humanidad a la altura de sus potenciales más bellos.


El pasado pendiente ha de expresarse para poder ser resuelto, y para ello necesita de líderes que aglutinen a las personas que han de encarnar ese pasado. Cuando ese pasado vivía en su presente no poseía la humanidad el suficiente contraste para no caer en la manipulación de sus líderes populistas, ahora sí tenemos el contraste suficiente: el claro contraste entre opciones es imprescindible para poder elegir con auténtica libertad.






LA LITERATURA REVELA NUESTRO PARENTESCO DE HERMANOS

     

     La magia de la literatura permite establecer una relación íntima entre dos personas que no se conocen en absoluto: el escritor y el lector. Este hecho sorprendente, que logra realizar la palabra escrita desde la intimidad del corazón, es una muestra inequívoca de que en el fondo siempre hay algo íntimo que nos une a todos los seres humanos y que la literatura nos revela; conviene recordar esto cuando nuestra tendencia a dividirnos por clanes y enfrentarnos esté dominando nuestros pensamientos y emociones.

     La literatura, la buena literatura, no consiste pues solo en contar historias, ha de ser también la memoria que nos recuerde que entre tantas y variadas historias siempre hay un denominador común: el misterio que encierra nuestra existencia como seres humanos y que nos convierte a todos en hermanos, pues todos somos de alguna manera hijos de ese mismo misterio.


La literatura nos muestra que el encuentro íntimo entre humanos es siempre posible, la auténtica literatura nos une más allá de todo lo que nos separa.
 



LA LUZ Y EL PODER DE LA FE EN NOSOTROS MISMOS


    Cuando todo nos parece perdido, cuando sentimos nuestra desnudez y nuestro desamparo en lo más profundo de nuestro ser, es cuando podemos reconocer el gran poder que poseemos para afrontar cualquier desventura: nuestra fe, nuestra fe en nosotros mismos, una fe que emana desde el misterio que nos ha llevado a encarnarnos, una fe capaz de alumbrar aun en las más densas nieblas de los más duros dramas, una fe que no nos dice quienes somos, pero que sí nos muestra el poder de nuestra naturaleza esencial.


La fe en nosotros mismos nos eleva por encima de las nieblas de nuestras creencias limitantes, permitiéndonos alcanzar perspectivas que logran llegar a la altura de nuestros sueños más atrevidos.