LA SOCIEDAD DEL BIEN SER, UN FUTURO QUE HEMOS DE EMPEZAR A CONSTRUIR

 

    La sociedad del bien estar no garantiza acabar con los suicidios de algunos de sus ciudadanos, la sociedad del bien ser, que ha de suceder a la primera, sí ha de hacerlo, y lo hará gracias a una nueva alfabetización que eduque despertando el sentido de la felicidad en sus ciudadanos: nadie renuncia a la vida cuando posee lo mínimo necesario para su supervivencia y además ha aprendido a vivir desde su sentido de la felicidad.

Hemos de empezar a construir ya el estado del bien ser para que las próximas generaciones, a hombros del estado del bien estar, puedan por fin soltar al aire la cometa multicolor de su sentido de la felicidad, que se elevará por encima de los dramas del pasado como testimonio de que la humanidad evoluciona.



LA UTOPÍA ES EL PRIMER PASO: HACIA LA MEDICINA DEL FUTURO

 

    En un futuro muy lejano todas las enfermedades se curarán por efecto placebo, es decir: con el poder de nuestra mente y de nuestros sentimientos. Es curioso que hoy en día se vea el efecto placebo como un engaño al cuerpo, como algo no deseable en la experimentación de nuevos medicamentos químicos, en vez de verlo como el gran poder sanador del ser humano, que está esperando para hacerse realidad a que nuestro crecimiento personal y social nos empodere, hasta el punto de ser los dueños de nuestra salud. El reto está lanzado, ahora le toca a la ciencia ficción empezar a hacer imaginable lo que hasta ahora era inimaginable: la utopía es siempre el primer paso.


En la  medicina del futuro el paciente empezará a ser su propio médico y solo ocasionalmente recurrirá a una medicina social, que llegará, con una gran tecnología, a donde el individuo no pueda.





LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ES SOLO UN PRIMER PASO

   

  Ejercer la libertad de expresión en un país democrático es fácil, lo difícil es ejercer la libertad de pensamiento, pues ésta requiere de todo un trabajo interior y del desarrollo de un espíritu crítico que vaya más allá de nuestra propia ideología. Si la educación no asume preparar al ciudadano en esta dirección, seguiremos teniendo libertad de expresión y a la vez pobreza de ideas.

   Para que una democracia madure no basta con la libertad de expresión, pues ¿de qué sirve expresar libremente ideas que nos enfrenten, nos dividan y eviten que podamos sumar lo mejor de cada uno, sea cual sea su ideología...? La libertad de expresión es solo un paso imprescindible para poder llegar a la libertad de pensamiento, esta última ha de ser una conquista de nuestra educación, empecemos desde ahora a ponerla en su horizonte, a contemplarla como algo necesario para que nuestros hijos puedan por fin vivir en una sociedad auténticamente democrática.


El mero hecho de expresar libremente nuestras ideas no las convierte en un bien social, la historia nos lo recuerda de forma clara:  algunas democracias cayeron en el fascismo debido a un uso incorrecto de la libertad de expresión por determinadas ideologías, que la emplearon para imponerse sobre cualquiera que discrepara de sus principios. Es muy fácil prostituir la libertad de expresión, por eso es necesario protegerla con una auténtica libertad de pensamiento, que esté al servicio del bien común y también del individual, más allá de oscuros intereses y atrevidas ignorancias.


¡CONVIRTÁMONOS EN EL MAGO MERLÍN DE LAS PALABRAS!


   Una palabra es mucho más que el significado que aparece en los diccionarios, una palabra es un potencial de posibilidades que empieza a desgranarse cuando se une a otras palabras. Es un auténtico acto mágico que un determinado orden en un conjunto de palabras pueda dar lugar a una obra que cambie nuestra perspectiva sobre la vida: ¿qué secreto esconden las palabras que les otorga el poder de influir tanto sobre nosotros ...?

   Las obras literarias permiten disfrutar de la presencia virtual de su autor a millones de personas durante un tiempo indefinido, son embajadoras inmortales de mensajes, de mensajes que pueden recrearse una y otra vez dando lugar así a nuevos mensajes, a nuevos retos vitales. Esta magia que convierte a los seres humanos en inmortales, encarnándoles en las palabras, es algo que no suele estar presente en nuestras escuelas, y que está reservada solo a unos pocos lectores de corazón, que ven en los libros universos en los que adentrarse y en los que vivir mil y una aventuras. Tal vez los lectores que vivimos esta magia deberíamos de dar charlas en las escuelas, ser embajadores de la magia de las palabras. Alguno pensaréis que para eso ya están los profesores de lengua y literatura, pero saber de letras no siempre va acompañado de vivir su magia y saber despertarla en los demás.

   Queridos amantes de la magia de las letras, os invito a difundir vuestro sentir en las redes, por escrito y oralmente. Las redes están llenas de palabras, pero generalmente ocultan su magia y muchas veces la devalúan con escritos mezquinos, mezquinos en cuanto al potencial inmenso que poseen las palabras. Resolvamos este déficit de sentir profundo, animémonos, cojamos la varita mágica de nuestro amor al misterio de las letras y ...¡convirtámonos en el Mago Merlín de las palabras! 




LAS PALABRAS DAN ALAS A NUESTRA CONDICIÓN HUMANA


     ¡Revélate!, siembra en tus palabras tu esencia para que pueda florecer y fructificar en el mundo. Las palabras pueden ser como un segundo cuerpo con el que movernos, con el que relacionarnos con los demás y con la vida, con el que hacer el amor. 

 Nuestras palabras comunican nuestro mundo interior con el exterior, librándonos de la prisión de la soledad, y convirtiéndose así en palomas mensajeras que pueden retornar con contestaciones que nos enriquezcan, que nos traigan nuevas semillas que plantar en nuestros jardines interiores. Las palabras nos liberan de la soledad de no saber quiénes somos y qué hacemos aquí, las palabras pueden convertirse en amigas incondicionales, las palabras dan alas a nuestra condición humana.


Nuestras palabras y también las de los demás pueden abrazarnos cuando más la necesitamos. Las palabras además pueden llegar a donde nuestros brazos y manos no alcanzan, pues al ser inmateriales su sutileza queda libre de los recintos y de la distancia